julio 26, 2024

Halloween: La celebración de la muerte

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Moreno Apestoso

Moreno Apestoso

Hoy es Halloween. Para muchos, la mejor festividad del año, la más divertida; cuando la gente adulta se puede disfrazar como cuando vivían en la niñez, aunque ahora pretendemos ser felices igual que antes, como si la edad no cobrara impuestos.

Es la fiesta donde los niños no sienten culpa de hacer sus travesuras porque no van a ser identificados gracias al disfraz o al menos eso creen; y los adultos…también.

 

Mucho se ha dicho ya sobre esta festividad y la verdad es que no pienso ser reiterativo. Que el origen de la palabra, las diferencias y similitudes entre las culturas, las tradiciones, los significados, etcétera. Yo solo voy a escribir de la muerte.

 

 

Tanto en las celebraciones gringas como en las mexas, hay un común detonador, algo que permanece en boca de todos durante estos días, un pretexto que reúne a tus familiares y amigos, a los que están cerca y los que están lejos…(y los que aún siguen cerca aunque ya estén lejos); hay algo que sin duda alguna es la clave protagónica de estas fiestas y que todo su significado se engloba en una sola palabra: Dulces.

Por supuesto que este será un texto aburrido que tratará de la estrecha relación entre el azúcar y la muerte.

Si bien, el azúcar es necesario para mejorar y construir el tejido de los músculos desde edades tempranas y además, la energía que genera la glucosa con el consumo del azúcar ayuda a mantener la actividad cerebral en un estado óptimo y eficiente; esta energía se puede obtener con otros tipos de carbohidratos complejos como cereales integrales, frutas y verduras. Les dije que esto iba a ser aburrido.

Como humanos sabemos que el pretexto principal para socializar, siempre es la comida, ya sea el cafecito entre amigas, el pastelito cumpleañero, la comida de negocios las chelas entre compas y hasta el traguito para las cariñosas pero, ¿has hecho conciencia de la cantidad de azúcares que te metes incluso sin comer “algo dulce”? Los azúcares añadidos pueden provocar desde afectaciones a la memoria y la concentración, las famosas caries, temas cardiovasculares y la diabetes, las múltiples variantes del hígado graso y los daños gastrointestinales, hasta la inestabilidad emocional, el asma, el acné y muchos otros males como el Alzheimer pueden ser consecuencia de la ingesta excesiva de los dulces.

Se ha señalado que el consumo habitual de gaseosas, jugos y bebidas energéticas con azúcar causa la muerte de 180 mil personas al año en el mundo. Es decir, una de cada 100 muertes en el mundo se debe a las bebidas azucaradas.

Sin ponernos tan técnicos, todos nos quejamos de los niños por su incansable y destructiva euforia después de haber probado de los caramelos que les regalan los vecinos tras la amenazante negociación “dulce o travesura”.

Los adultos gritoneándole a los morrillos por andar de traviesos, pero diciéndoles que se pongan al tiro para poder obtener más y más golosinas ya sea en las piñatas o al pedir casa por casa.

 

También es una realidad que los adultos no nos podemos resistir al moche y filtramos con autoritarismo los mejores dulces para supervisar la calidad del producto; es por eso que nos ponemos histéricos y con la ansiedad a tope cada que el chiquillo se echa a correr a otra mina de golosinas. 

Lo peor del asunto es que luego de la entrega masiva de dulces llega la tragazón de pan de muerto que es literalmente azúcar a puños acompañado de un dulce atolito o champurrado, luego los ponches de caña y más golosinas en las posadas, y esos dulces que se obtienen en una, dos o tres semanas; también son consumidos en pocos días elevando los niveles fisiológicos postergando la dieta hasta el año nuevo generando así, un sentimiento de culpa y prometiendo (una vez más) ese propósito de año nuevo de “comer bien“. La cosa no acaba ahí porque mes con mes, fiesta tras fiesta, siempre habrá un buen pretexto para elevar los índices de azúcar en nuestra sangre, total que el azúcar, como toda droga adictiva, nos controla sin darnos cuenta.

Al inicio nos da mucha energía y después ya no tenemos más pila, y si lo traducimos a gran escala, nos damos cuenta de que los niños siempre están en constante actividad pero al paso de los años, repito, el cuerpo cobra factura.

 

Moreno Apestoso

En fin, espero de todo corazón que disfruten sus fiestas de noviembre, pero sí les pido que cuiden su salud y la de los niños porque, si de por sí ya están todos idiotas por el uso temprano del celular, pues no queremos que el azúcar los lleve a problemas prematuros de salud.

Diviértanse mucho, envíenos las fotos de sus disfraces y coman todo lo que quieran, pero háganlo con conciencia.

Rock On!

 

X: @cornettodecatne

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