La noche del 28 de septiembre, sábado; el Teatro Manuel Doblado en León, Guanajuato, se llenó de emociones y recuerdos, al compás de un homenaje sinfónico sin precedentes.
La Orquesta Sinfónica Universal, (OSU) bajo la batuta de Rogelio Camarillo, rindió un emotivo tributo a Gustavo Cerati, uno de los íconos más grandes del rock latinoamericano, con un repertorio que llevó al público a un viaje por las inolvidables composiciones del siempre líder de Soda Stereo.
Desde las primeras notas, el ambiente del teatro se impregnó de una atmósfera única, donde la elegancia de la música clásica se fusionó con la energía y el espíritu del rock alternativo.
Rogelio Camarillo, quien ha ganado reconocimiento por su capacidad para reinterpretar grandes piezas contemporáneas a través de un formato sinfónico, demostró una vez más su maestría en la dirección orquestal.
Con precisión y sensibilidad, guio a la OSU por un recorrido exquisito que incluyó tanto éxitos de Soda Stereo como joyas de la carrera en solitario de Cerati.
El tributo comenzó con un majestuoso popurrí instrumental, en el que los violines y cellos crearon una atmósfera envolvente, mientras que los metales y percusiones aportaron una energía vibrante y melódica.
El público, compuesto por fanáticos de todas las edades, quedó cautivado desde el primer momento. A lo largo del concierto, se escucharon éxitos emblemáticos como «Signos» y «En el borde«, donde los arreglos orquestales hicieron florecer nuevas texturas musicales en estas piezas clásicas.
Uno de los momentos más emotivos de la velada llegó con la interpretación de «Puente», donde los asistentes no pudieron evitar corear al unísono el famoso estribillo «Gracias por venir», en lo que se sintió como una comunión musical y emocional entre la orquesta y el público. La pieza, que ya de por sí evoca nostalgia y gratitud, fue llevada a otro nivel gracias a los sutiles matices orquestales que Camarillo integró con delicadeza.
Otro punto culminante fue «Té para tres», donde el director demostró su talento con majestuosos arreglos, reflejando con sus notas profundas la nostalgia de la letra. La interpretación fue recibida con una ovación prolongada, en reconocimiento tanto al genio de Cerati como a la habilidad de la orquesta para capturar la esencia de su música.
Además de los arreglos sinfónicos, la puesta en escena contó con unos visuales que acompañaron el viaje de cada tema por las diferentes etapas creativas del cantautor argentino.
El cierre del concierto fue memorable ya que tocaron. «Lago», (la última canción que tocó el genio), fue interpretado con una intensidad emocional que dejó a más de uno con los ojos humedecidos. La orquesta puso en cada nota una sensación de cierre y gratitud, despidiendo así a Cerati una vez más, pero dejando claro que su legado sigue vivo en los corazones de sus seguidores.
El tributo sinfónico a Gustavo Cerati fue más que un concierto: fue un viaje por las emociones, un homenaje respetuoso y creativo a uno de los grandes de la música.
Como era de esperarse, al terminar la presentación, la gente pidió un encore al canto de «otra, otra» a lo cual la orquesta correspondió con un popurrí diferente para sellar la noche con «Música ligera».
La OSUniversal y Rogelio Camarillo supieron captar la esencia de Cerati, logrando que su música resonara en un formato diferente, pero igualmente poderoso. Al final, las ovaciones de pie de un teatro lleno fueron la prueba más clara de que la noche quedará grabada en la memoria de quienes tuvieron la fortuna de asistir.
Una vez más, la música de Cerati cruzó fronteras y tiempos, ahora transformada en una entrañable experiencia sinfónica que demostró su vigencia y su capacidad para seguir tocando almas. ¡Gracias totales!
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