Moreno Apestoso
Mucho se ha dicho de las bondades de la inteligencia artificial, también se ha hablado del miedo a lo que esta nueva tecnología pueda aplicar en un futuro cada vez más cercano contra nosotros los humanos; pero la realidad es que ya está aquí, ya llegó y ya es parte de nosotros.
Desde hace muchas décadas se ha planteado la idea de que la humanidad llegue a la cima del conocimiento científico y tecnológico logrando una programación tan perfecta que alcance la autonomía de las máquinas y que se salga de control irónicamente haciendo visible la ineficiencia de la mente humana.
_…pero la realidad es que ya está aquí, ya llegó y ya es parte de nosotros._
Al principio todo eran risas y diversión cuando escuchábamos covers de ciertas canciones con voces de artistas muertos que no tenían nada que ver en su género, “Peaches” interpretada por Michael Jackson, por ejemplo. El descubrimiento se empezó a viralizar con más covers y cada vez más ridículos hasta que, la cosa se pone seria y publican un ensayo de una canción que Lennon no alcanzó a grabar junto con los de Liverpool como si fuera una nueva rola grabada en estudio con los cuatro Beatles presentes.
Luego, otro experimento alcanzó el éxito en las redes cobrando su primera víctima en el trap, cuando Benito explotó contra los seguidores que se mostraron optimistas tras escuchar una canción _generada por IA al estilo Bad Bunny_ la controversia explotó cuando se empieza a cuestionar sobre la necesidad de las aptitudes artísticas frente a una tecnología tan avanzada y la facilidad de solucionar la falta de talento en post. Incluso la posibilidad de prescindir de intérprete.
Con ese escándalo, se dejó venir una avalancha de canciones hechas, en su totalidad, por computadora; canciones 100% nuevas y efectivas, desde el punto de vista que los fanáticos de muchos artistas se sentían emocionados con las rolas _generadas por IA al estilos de sus artistas favoritos_ llegando a millones de producciones con buena aceptación. Nadie era indispensable en la época pasada, ahora nadie es necesario siquiera.
Bueno, todo esto ¿qué tiene que ver con el rock? Es más ¿qué tiene que ver conmigo? ¿Qué tiene que ver con todos? Te preguntarás. Pues esta semana que acaba de pasar, las víctimas fuimos los escuchas, los melómanos. Spotify publica cómo te portaste este año y a muchos no les ha parecido la revelación. Entre esos inconformes estoy yo.
Collage de mis Resultados en Spotify.
Sin que nadie me lo pida, quiero dar razón de mis resultados, no por excusarme; sino para dar a notar que hay muchos criterios a los que no obedecen los algoritmos._
En la venta del buen fin del año pasado, me hice de un dispositivo Alexa Echo Dot, de esos que les gritas algo y te contesta algo más. Pues tienen, como una más de su infinidad de aplicaciones prácticas, una función que se llama “Rutinas” donde puedes programar tu bocinita con ciertas acciones o incluso configurar algunos otros dispositivos inteligentes que tengas en casa y que sean compatibles con Alexa.
Bueno, yo tengo varias rutinas, una de ellas es despertarme en la mañana precisamente con The Killers en Spotify, no porque sean mis favoritos sino porque pues no los conozco tanto y sirve que no choteo a mis favoritos, aparte son una banda llena de energía y que me gusta pero no tanto como para tener problema de odiarlos por despertarme a diario.
Tons me dan un poco igual pero para bien. Luego en la tarde, vuelve a activarse Alexa con Spotify sonando una lista de nuevos clásicos de rock, básicamente esta rutina es para que crean que hay alguien en casa cuando no estoy; en esa viene “Mr. Brightside” como un nuevo ícono de la juventud, cosa que tal vez puedo aceptar tomando en cuenta la importancia de esta banda entre las nuevas generaciones; para más tarde, tengo otra lista de rolas energéticas para no fracasar en el gym, y ¿qué creen? Mr. Brightside por tercera vez en un día.
Tal vez me hubiera gustado que el algoritmo me hubiera mostrado las canciones que busqué, las que regresé al inicio antes de que terminarán porque me entró un mensaje o una llamada y me distraje, las canciones que terminaba de escuchar en el carro aún cuando ya había llegado a mi destino, las rolas que escuché por convicción pues; pero los datos no mienten.
Las preguntas ahora son: Si los algoritmos de Spotify nos da un recuento de lo que más escuchamos, ¿quiere decir que es lo que más nos gustó? Otra duda: si una máquina puede expresar sentimientos a través del arte ¿Qué nos diferencia como humanos? ¿Somos lo que escuchamos o lo que queremos los demás crean que escuchamos? Y mi última pregunta que surge es ¿Tú estás conforme con tu recuento anual de Spotify? Cuéntame cómo te fue.
Rock On!
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