diciembre 5, 2024

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Día de Muertos

Mamá Rockera
Hasta siempre, bebé
By Mónica Nitro

 


Cempasúchil, flor endémica de México, de un amarillo intenso, atractivo, vivaz; utilizada, más comúnmente, en las ofrendas de Día de Muertos, con un olor peculiar, y un simbolismo esperanzador. Del náhuatl cempohualxochitl (veinte flores) que en cuanto llega octubre, las empezamos a ver en macetas negras, dentro y fuera de camiones de redilas, en las esquinas de las calles y los mercados, las hay mini de $20, medianas de 3 por $100, y las de $50 cada una.

 

Nos retratamos con ellas en Paseo de la Reforma, las llevamos a casa y decoramos el altar; las relacionamos con el sol, la vida, la visita de nuestros muertos y la alegría de volverlos a ver.

Además de disfrazarse, los infantes aprenden esta tradición mexicana que algunos extranjeros observan asombrados por la creencia de que el primero de noviembre, las «almas inocentes», las más jóvenes, niños y niñas, vienen a visitar a los vivos y a recordar lo que en este plano conocieron. Mientras que el día dos, llegan los adultos a disfrutar de su platillos y bebidas favoritas, se ve el mezcal, tequila, la cheve bien fría, y el plato con cacahuatitos, por si tienen gustos calderonistas.

En México, el Día de Muertos es una fiesta, una tradición, una ofrenda con amor para todas esas personas que extrañamos, y que así podemos sentirlas un poquito más cerca. Los panteones también se llenan de cempasúchil, por las noches las tumbas son iluminadas con luz de vela, el aroma huele a incienso, y en algunos lugares, jay música en vivo, pero también llanto.


Todos sabemos que existe la muerte, que es lo único seguro en la vida, pero no hablamos ni pensamos mucho en ella, no la queremos cerca, no la mencionamos, no la necesitamos. Sin embargo, ella no piensa así.

Aquella mañana que salimos de casa, jamás pensamos que sería la última vez que estaríamos juntos, que dejaríamos de existir, y se pausaría por mucho tiempo nuestro corazón. Pero una no puede comprender todo lo que pasa en la vida y mucho menos lo referente a la muerte. A veces, las cosas solamente suceden, sin explicación alguna, y debes vivir, bien o mal, con ello. La siguiente mañana que salimos, pero de otra casa, vivimos dos realidades totalmente distintas. Por un lado, una hermosa playa, con sus dunas de arena, y el mar azul celeste, nos dejaba contemplar la belleza y tranquilidad de la vida, cuando cruzamos miradas, supimos que eso era lo que llaman paz.

La siguiente realidad es complicada, por no decir terriblemente triste. Al atardecer dejamos la playa, subimos al coche y lo siguiente que recuerdo es oscuridad.

 



Muchas veces he pensado en cada decisión que pudo cambiar ese instante. Y aunque nada me asegura que, tomando alguna de ellas, el desenlace fuera distinto, me aferro a creer que pude haber hecho algo, hasta que despierto y sé que ya nada puede cambiarlo.

Esa tarde conocí la paz y la felicidad que tanto buscamos las personas a lo largo de nuestras vidas, y también lo doloroso que es perder a alguien a quien amas. Un accidente vehicular se llevó una gran parte de nuestro corazón. Literal, se siente un hueco ahí adentro, un vacío, cada que lo pienso, siento un calambre en el músculo que bombea la sangre de mi cuerpo, el dolor del alma se vuelve físico. Han pasado tres años en los que aprendes, por necesidad, a procesar la muerte y entender que el dueño cada persona lo vive diferente.


Hoy sé que la muerte no se «merece», no se atrae, ni señala al siguiente. Descubrí que lo peor en los primeros días de duelo, es ver cómo todo lo demás sigue su camino. El sol sale, los comerciantes abren, la gente va a trabajar, las personas ríen y varias son felices, eso es impactante. Has perdido a un ser amado y los demás siguen su vida, cuando la tuya se ha terminado. Eso pasa con la muerte.

Hoy, haré lo que nunca me hubiese imaginado en nuestras tardes de chisme, en nuestros mensajes bobos de WhatsApp, en las cenas de tacos al pastor y las visitas a Santa Claus; hoy, por todo el amor que le tengo, y esa admiración que le tuve en vida, hoy haré algo muy difícil, pondré su foto en la ofrenda.



La muerte es desconocida, misteriosa y, en muchos casos, totalmente deprimente. Características que nada tienen que ver con mi hermana, así que uso una de las frases que me ayudan a levantarme cada día, además de los abrazos y besos de mi despertador (El Mónico), y las sonrisas que iluminan nuestro andar (mi Sol, Décimo Meridio): «piensa cómo quisiera verte, piensa cómo quisieras verla si fuera al revés», al revés, si hubiese podido, así lo habría elegido.

La vida, es algo complicada, sorpresiva, y hermosa; lo que son las personas, es otra cosa. Los gastos, las deudas, las mismas pérdidas, son abrumantes, pero parte de ella. Aún así, en la vida encontrarás algo, alguien que te haga sonreír. De ella tengo una gran sensación de amor, los y las hermanas son únicas. De ella conservo su risa boba, su mirada tierna, valentía y decisión; nobleza, fortaleza, admiración, y una libreta de 100 hojas con 100 diferentes manualidades en las que me escribió lo mucho que me amaba.

Aprendes a vivir con su ausencia, porque «no hay de otra», te caes o te levantas, y sinceramente, sé que ella nunca quiso verme tirada en la cama, y tampoco se puede cuando tienes a más personas que te aman, a dos criaturas que te abrazan, ese amor incondicional, y además, como en un sueño lo dijo: «a Moni le toca ser fuerte», y aquí estoy, haciendo locuras, columnas, podcast y criando dos chamacos.

Te recomiendo:

  1. Abraza siempre y diles cuánto los amas.
  2. Escríbelo, nunca sabes cuándo lo van a necesitar.
  3. Despídete, escribe lo que quieres de ellas en tu ausencia, y si es a tu marido, deja en claro que no estarías feliz si encuentra a alguien más (risas).
  4. No te pases el alto del semáforo, por favor.
  5. No acumules, recuerda que como dice Café Tacvba, “la última maleta debe ser la más ligera”.
    5. Si lees esto y has perdido a alguien, recibe un enorme abrazo al corazón. Si lees esto y de algo te sirve, puedo decirte que si aprendí algo de la muerte, es que no avisa, así que vive y sé feliz, porque a eso venimos al mundo. Que esta noche te sientas cerca de aquellas personas que trascienden a través de ti.

    Hasta siempre.