
- Un nuevo espacio gastronómico donde la memoria y el sabor se encuentran.
- Un destino culinario para disfrutar los sabores de México con todos los sentidos.

El talento detrás de la cocina
Al frente de la cocina de Almamía está el chef David Hernández Aguilar, cocinero con más de 30 años de trayectoria que ha dejado huella en la gastronomía nacional.
Formado junto a maestros como Vicente Etchegaray y Olivier Lombard. David combina la técnica y elegancia de la alta cocina francesa con la riqueza y profundidad de los sabores mexicanos.
Su cocina se distingue por el respeto a los ingredientes frescos, la precisión artesanal y el equilibrio entre lo clásico y lo contemporáneo.
A lo largo de su carrera, ha representado a México en 18 concursos internacionales, destacando en el Bocuse d’Or, donde logró el lugar más alto para el país. Su pasión por el oficio y su visión de cocinar con los sentidos se reflejan hoy en la propuesta sensible y auténtica de Almamía.

Un restaurante que cocina recuerdos
La carta de Almamía es un homenaje a la memoria y a las emociones. Cada platillo está concebido para evocar sabores de la infancia, rescatar la tradición y sorprender al paladar con combinaciones inesperadas. Desde la tostada de kampachi fresco con paté de pescado y salsa macha, hasta el chicharrón de cecina de res sobre guacamole y ceniza de hoja de aguacate, la propuesta está pensada para tocar el alma.
Entre los platos más especiales destacan:
● Mollejas de res asadas sobre estofado de lentejas, un guiño a la cocina de casquería elevada al fine dining.
● Caldo de piedra, versión propia de Almamía con camarones, mejillones, almejas y pescado, inspirado en la tradición de San Felipe Usila, Oaxaca.
● Ravioles de conejo y morillas bañados en salsa de vino tinto, una fusión de raíces mexicanas y europeas.
● Chamorro de cordero con costra hojaldrada, cocido en su jugo y acompañado de puré de papa.
● Pulpo a la talla con mayonesa de chile morita, papas diablo y sofrito vizcaíno, que mezcla tradición y modernidad.
En la propuesta de Almamía, el mole ocupa un lugar especial como símbolo de la cocina mexicana profunda y compleja. El chef Hernández lo trabaja con respeto y creatividad en platillos como el risotto al queso de cabra con callos St. Jacques y mole negro, donde los sabores de mar y tierra se encuentran en un equilibrio sorprendente, o en el mole oaxaqueño que acompaña vegetales y carnes seleccionadas, reinterpretando un clásico desde la memoria y la emoción.
Y para el final, postres como el tiramisú de café de olla con cocol de anís o el budín de higos con salsa de Xtabentún cierran la experiencia con notas dulces que permanecen en el recuerdo.
Un nuevo ritual gastronómico Almamía se plantea como un nuevo ritual para quienes buscan una cocina con historia, un diseño con propósito y un servicio con corazón. Aquí, cada bocado es un puente entre el presente y la memoria, en un espacio que invita a quedarse y a dejarse llevar por los sentidos.
Dirección: Álvaro Obregón 124, Colonia Roma, CDMX
Instagram: @almamia.romamx
Más historias
NO CONCRETO
Día de Suiza 2025 en México
Japón: Del mito al manga